Mes de Septiembre en Bolondo
El pasado mes de septiembre estuvó en Bolondo Gloria, una enfermera de Madrid. Entre otras cosas siguió con el desarrollo y consolidación del Programa del niño sano iniciado en el mes de julio y como novedad incluyó en él aspectos relacionados con la educación y sensibilización relacionada con la malaria.
Queriamos transcribiros sus sensaciones que seguro compartis todos vosotros:
A veces pensamos que los pequeños gestos, ese granito de arena que con nuestro trabajo hemos dejado cada voluntario en Bolondo no tiene mucha trascendencia. Podemos pensar que las visitas domiciliarias, la atención en el centro de salud o el tiempo pasado con los niños no repercutirán demasiado en la realidad guineana. Sin embargo, los bolondeses reciben esas acciones particulares de una manera que no podemos tan siquiera imaginar, quizá porque aquí, en España, el derecho a la protección de la salud se asume como una conquista adquirida por la que ya no es necesario luchar. De todo esto he sido consciente ya en Madrid, después de haber finalizado esta etapa de voluntariado, cuando una tarde un trocito de Bolondo acudió a mi casa. Anita, una chica de 16 años que dio a luz en el centro un bebé pretérmino de siete meses, me llamó para decirme que su niño ya pesaba tres kilos. En ese momento acudieron a mí los recuerdos de aquella madrugada, del parto y los controles que siguieron después.
El poder ofrecer a esa madre un entorno seguro en el que dar a luz y a su niño una vigilancia sanitaria continuada durante su infancia me parecieron en aquel momento extremadamente importantes. Sin embargo, para Anita supuso algo más. Para ella suponía la sensación de sentirse protegida y acompañada en el proceso de su maternidad, y así me lo agradeció aquella tarde, con la voz llena de alegría: “¡Celes ya pesa tres kilos!”. Entonces comprendí que, como decía Sonia, ese granito de arena, en efecto, se estaba convirtiendo en una montaña de ayuda para Guinea.
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